Miro el agua del ibón y veo como si fuera una tortuga, pero es una piedra.Imagino caras y formas en los dibujos de las plantas que flotan.
Miro el agua del ibón y también veo como olitas pequeñas que me transmiten la sesación de que esto es una miniplaya tranquila. Aquí todo es quietud. Sé que en su interior viven muchos animales como la rana bermeja, a la que he podido fotografiar saltando.
La excursión a los ibones de Villamuerta, en el valle de Benasque, ha sido divertida porque me he encontrado varias cosas guapas: por ejemplo, pizarras negras -había una con los colores del arcoiris-, una cigarra saltarina y un lirio albino -de color blanco-... que es una rareza, una cosa rara de ver.





El águila real se para en una montaña a la que he subido este verano. Se llama Mondoto, y está en lo más alto del Cañón de Añisclo. Es un gran mirador desde donde se puede ver todo el macizo de Monte Perdido, y desde donde el águila mira (otea) e inicia la caza de sus presas. Aquí se posa y observa. Busca comida como conejos y liebres.

