No son cigarros, es regaliz de palo, el puro, el auténtico.
Me lo trajo Ramón. Una bolsa entera de estas raíces.
Pero necesito más. Tenemos que ir a buscar un día de estos. Porque lo llevé al colegio y se agotó rápidamente. Aunque algunos chicos del cole se burlaban diciendo que yo comía palos. Pero ellos se lo perdían...
Porque este palo sabe dulce, más dulce que el otro regaliz que venden en las tiendas.
Cuando lo metes en la boca y lo muerdes sabe super-bueno.
¡Ummm! No quiero hablar más... que me entra el hambre.
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