Con Udane, Adur y Amel plantamos árboles en la huerta: un roble, una encina y un caquilero.
Yo ya he plantado unos cuántos árboles. Pero creo que mis amigos no lo habían hecho aún.
Así que les enseñé cómo se hacía para plantarlos: hacer un hoyo, sujetar la punta para que no se torcieran, echar la tierra, pisarla para que esté dura y luego regarlos.
Adur y Udane hicieron ese día una de las tres cosas que hay que hacer en la vida: plantar un árbol (además de escribir un libro y de tener un hijo. Yo ya he hecho dos).
Es bueno plantar árboles porque dan oxígeno... y nos dan nuestra vida.
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