Este sapo que veis lo he criado y cuidado en un pequeño acuario de mi casa.
Cogí unos renacuajos, pensando que eran de rana.
Los he visto crecer. Les han salido las patas y han perdido la cola. Y al final resulta que eran sapos parteros.
Verlos crecer y cambiar (metaforfosis) es una experiencia muy bonita, muy chula, para los niños.
¡A mí también me encantan los sapos, Lukas! Me parecen unos bichos tan encantadores como inofensivos... ¡Qué suerte tenerlos en tu propia casa! Un saludo más de Alberto...
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