En mi viaje a México he tenido la experiencia de poder bañarme con delfines. Es algo super-chulo.
Nadé con ellos, jugué con ellos, los he acariciado, me dieron un beso...
Pero aunque me lo pasé muy bien, también me dieron un poco de pena. Porque estaban en un piscina, y ese no es su hábitat natural (el mar), donde también vimos desde el barco a unos delfines libres, nadando cuando cruzábamos hacia la isla de Cozumel. Además leí después, en una guía, que a veces a estos animales los capturan del mar y los hacen cautivos. Y eso no me gusta.
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